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Ibeyi

Acerca de este artista

Ibeyi: Hechizo 31, un ensayo de Janaya Furture Khan

Desde su álbum de debut autotitulado, hace siete años, las impresionantes armonías paralelas de Ibeyi y la percusión latina minimalista integral han compartido un mensaje de poder y posibilidad a través de las ondas de todo el mundo, atravesando un marco individualista que hace hincapié en el yo sobre la sociedad y el éxito sobre el alma.

La expresión artística de Ibeyi, tanto visual como sonora, irrumpió en el zeitgeist cultural para convertirse en uno de los sonidos más originales y reconocibles de nuestro tiempo. Un dúo en constante evolución, que no teme ser en sus multitudes, a la vez hijas, hermanas, iconos, filósofos, compositores, cantantes, dioses de la moda y profetas. No es de extrañar, pues, que Hechizo 31 nos hable como una profecía, una que estamos a punto de hacer realidad si nos atreviéramos a abrazar la magia y entrar en lo sobrenatural que Ibeyi habita con tanta facilidad.

Sus anteriores álbumes eran portales. Ibeyi trabajaba el dolor, la consternación, la familia y el amor con frecuencias góticas de gospel; era una confrontación con lo personal. Ash, su segundo álbum, se enfrentaba a las realidades de la raza y el género, examinaba la condición humana, entretejiendo la tradición de África Occidental y Yoruba en su mensaje. Se enfrentó a lo político. Hechizo 31 abarca el conjunto. Es el otro lado del portal, un ancla cuando nos sentimos más sin rumbo y a la deriva.

Con el mundo todavía tambaleándose tras una pandemia, otro ajuste de cuentas racial, el temor existencial alimentado por el clima y la decadencia moral acelerada por el desmoronamiento de las estructuras democráticas, Spell 31 de Ibeyi es su oferta más audaz hasta la fecha, un antídoto contra la apatía en un mundo dividido. Las armonías etéreas y cristalizadas características de Ibeyi se fusionan con el gospel, la percusión persuasiva, el bajo trascendental de profunda resonancia y las expresiones electrónicas del neo soul, transportándonos a una crudeza sublime que es refinada por la mano precisa de Richard Russell y sintetizada en una claridad asombrosa.

Hechizo 31 lanza con convicción, transmutando el nihilismo en sangoma, los binarios en dualidades infinitas, la austeridad moral en abundancia. Manifiesto subversivo y halcón de las reinas de una tierra soberana, Ibeyi ocupa el liminal, el espacio entre la vida y la muerte, el pasado y el presente, el bien y el mal, y reclama las revelaciones interiores que crean las revoluciones sistémicas que anhelamos. Se nos invita a un nuevo mundo en el que los cortadores de madera y los sacadores de agua son sagrados, en el que lo divino cura lo dividido y el crecimiento vale más que el oro. La profecía es una llamada a la acción: aún no es demasiado tarde para ser la persona que siempre pensaste que podías ser. El hechizo 31 es una puesta en escena del espíritu, que nos recuerda que el sentido de la vida sólo puede alcanzarse a través de la magia de vivir.