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Brainstory

Acerca de este artista

Estar familiarizado con Brainstory es conocer sus raíces en Rialto (California), la positividad que impregna cada una de sus canciones y, por último, la maestría musical y la amistad real que mantiene todo unido de forma experta.

Si no conoces a Brainstory, te perdonaríamos si no te creyeras que la música que hacen -desde dulces canciones lentas de soul a bangers teñidos de psyche rock o baladas con un guiño al suave jazzy R&B de los 70- es el producto de sólo tres personas.

Brainstory está formado por los hermanos Kevin y Tony Martin (guitarra, voz y bajo, respectivamente) y Eric Hagstrom (batería), pero estos tres californianos crudos y sensibles son como de la familia.

Inspirados y concebidos en el Inland Empire de California, estos tres se encontraron a través del denominador común del jazz. Sin una verdadera escena musical de la que hablar en el IE, Kevin y Eric aterrizaron en la escuela de música (donde se conocieron inicialmente), mientras que Tony se fue a San Francisco para estudiar bajo de jazz de la manera más tradicional: concierto tras concierto, aprendiendo a base de prueba. A mediados de la década de 2010, el grupo estaba en Los Ángeles. "Era lo que nos gustaba en aquel momento: el jazz", explica Kevin. "Y eso es lo que queríamos hacer con nuestro primer EP en 2014: tomar nuestras canciones y expandirlas, improvisar, soldarles jazz. Queríamos engañar a la gente para que escuchara jazz, básicamente".

Avance rápido hasta hoy, y no se necesitan trucos. Kevin, Tony y Eric han evolucionado hasta convertirse en algo aparentemente más grande que los EP autoeditados y las actuaciones como teloneros de su pasado. De hecho, necesitaban crecer a través de todo y están muy agradecidos por ello. Pero no hay que limitarlos como meros cabezas de cartel del jazz, aunque la naturaleza trascendente y liberadora de ese género es crucial para el sonido de Brainstory.

Hoy en día es más común escuchar a bandas que "transgreden géneros", por lo que escuchar a Brainstory es más una celebración de lo que diferencia al grupo. Hoy en día, cuando se escucha un tema "retro-soul", es muy posible que se trate de unos cuantos amigos con una canción decente, quizá haciendo el mismo homenaje de siempre. Si comparamos eso con "Bye Bye" de Brainstory, la cara B de su single Ripe, el último EP del grupo publicado por Big Crown Records de Brooklyn. Anclada en la composición de Kevin, es una canción lenta y dulce, pero con elementos entrelazados de hip-hop, rock y (por supuesto) jazz. Esto es lo que ocurre cuando un músico real, estudiado pero humilde, interpreta una canción soul: el resultado es algo nuevo pero familiar. Y con la voz aérea de Kevin, a lo Smokey Robinson, deslizándose sobre el groove de Tony y Eric, no te sorprendas si estás cantando al final de la primera escucha.

Ahora bien, este tipo de magia no sólo se consigue con músicos de primera categoría. También se necesitan las influencias adecuadas. En sus comienzos, algunas de las influencias más significativas del grupo procedían de varios lugares: sus padres (muchos de ellos músicos por derecho propio) y sus colecciones de discos, y más tarde Eduardo Arenas, el bajista de Chicano Batman. Arenas ayudó al grupo a despegar produciendo sus primeros EP y, finalmente, presentándoles a Big Crown y al copropietario del sello, Leon Michels, que produciría Buck, el primer álbum completo del grupo.

Pero Leon y el Don del soul cinematográfico que se le conoce es la influencia que empuja a Brainstory esta vez para Ripe. De las siete canciones del EP, sólo dos tienen letra. El resto son tapices sonoros instrumentales que crean atmósferas cargadas de vibraciones. ¿Debemos esperar otra cosa de unos músicos de jazz amantes del hip-hop? A Brainstory le entusiasmó el sonido instrumental a lo El Michels y le inspiró la destreza de Leon como productor. Pero la pandemia mundial les mantuvo fuera del estudio, lejos de las operaciones de Big Crown en la costa este, y les impidió hacer lo que más les gustaba: conciertos en directo.

Sintiendo la necesidad de tomar impulso durante la cuarentena, el grupo decidió hacer algo drástico: construir su propio estudio en Long Beach y volver a hacer música. Con Eric a la cabeza de los aspectos técnicos de la construcción de un estudio, el grupo volvió a grabar en poco tiempo.

"En realidad no nos propusimos grabar un disco", aclara Eric. "Estábamos aprendiendo a grabar y jugando para averiguar qué funcionaba. Pero también enviábamos el material a Big Crown, y ellos decían: 'Hagamos este disco'".